HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS
DE RESISTENCIA
Desde las ciencias sociales, sobre todo desde la política, la resistencia también puede ser entendida
de diferentes modos. Pero en general hay un elemento que las une, es la
oposición al status quo. Este concepto comenzó a ser estudiado hacia
fines de las década de los sesenta ante las protestas sociales de esos años. En
este momento histórico la lucha era por la libertad. La batalla era dada desde
el ámbito público, más precisamente desde la política. Ya que la misma era
entendida como una herramienta que abarca todos los aspectos de la vida.
En este caso la resistencia es concebida como la acción, esta tenía como punto
de partida la creación propia. Sin embargo hay quienes entienden que la
resistencia debe ser llevada a cabo mediante los enfrentamientos armados,
mientras otros sostienen todo lo contrario, el camino por el cual se debe optar
es la paz.
1. Resistencias activas
y pasivas:
En el análisis social el término se aplica a
aquellas acciones y reacciones mediante las cuales la sociedad entera o buena
parte de ella, se opone, rechaza, impugna y desafía los proyectos, iniciativas
y acciones que quieren imponer otros sujetos sociales. En este sentido, A.
Metréaux define la resistencia como la “oposición consciente y sistemática a la
introducción de una o de muchas innovaciones”
La resistencia en sus diferentes formas, violenta, pasiva, no violenta
(pacifica, civil) es una respuesta a la violencia institucionalizada. La
primera y la última tienen en común su oposición a cualquier abuso del poder,
la reivindicación de derechos conculcados o negados, y en ellas está presente
el elemento volitivo, aunado a las convicciones, para provocar un cambio
radical del orden social injusto. Aparece en ambas, por ello, cierta utopía
sobre un mundo y un hombre nuevos. Difieren entre sí en cuanto al método,
estrategias y ritmos para lograrlo. La primera opta por la respuesta violenta
de tipo armado, aunque ello implique romper los cauces legales; diseña
estrategias militares y se propone lograr los cambios en el menor tiempo
posible. La resistencia activa no violenta plantea estrategias de lucha
asentados en la fuerza de los valores éticos con los que se opone a las
acciones injustas del agresor a cuya conciencia apela: permanece en las
fronteras de los marcos legales, los transgrede con acciones pacíficas cuando
éstos son claramente injustos. Y su lucha es a largo plazo pero, al mismo
tiempo, más profunda. La resistencia pasiva, por el contrario, rehuye la acción
y permite, con ello, la permanencia de situaciones de injusticia. De un tiempo
a la fecha los movimientos sociales han empezado a revalorizar las formas de
resistencia civil a tal grado que cualquier forma de resistencia armada les
resulta extemporánea y, por demás, riesgosa.
En Nuestra América, la resistencia es parte sustancial de su historia y
de su cultura y el término ha quedado incorporado al léxico popular y al
académico. Ha tenido múltiples formas, diferentes actores, diversos campos de
acción, como expresión de los esfuerzos por sacar adelante un proyecto
alternativo de desarrollo que preserve la soberanía de los países y la
identidad de sus culturas sin que ello implique necesariamente negarse a la
apertura al mundo. Quinientos años de agresiones, imposiciones forzadas y
expoliaciones por parte de los países coloniales (Europa y Estados Unidos),
pero también de las oligarquías y elites nacionales, acicateadas por la
obsesión de imponer por la fuerza el modelo occidental de desarrollo, han
suscitado movimientos políticos y sociales de oposición en defensa de sus modos
de vida y de producción (material y simbólica) y, como países independientes,
de su soberanía e identidad.
Guillermo Bonfil Batalla utiliza con frecuencia la
expresión cultura de resistencia. Ésta se refiere a la resistencia militar de
los indios, en la que siempre han sido derrotados, pero también a la
resistencia cultural que han presentado al modelo de desarrollo que no sienten
como propio y del cual se saben excluidos. Los grupos indios resisten para
lograr la permanencia de sus espacios de cultura, se oponen a las innovaciones
si les son impuestas desde fuera y se apropian elementos de otra cultura cuando
pueden mantener el control sobre ellos. Si bien esta cultura de resistencia
alcanza su mayor densidad en la lucha de los pueblos indios de América, los
demás sectores subalternos no quedan excluidos de ella.
No ha de pensarse, por ello, como se afirma con frecuencia, que la
resistencia de estos sectores, grupos o clases sociales es sólo rechazo y
oposición a lo que viene de fuera: el progreso. Cuando esto sucede es porque el
grupo subalterno considera que lo que viene de fuera de su ámbito cultural
aunque se presente bajo la máscara de progreso, no ha de asumirse a cualquier
precio. En muchos casos, sin embargo, la resistencia se combina con la
complicidad de lo otro, que estos grupos se apropian y asimilan sin sacrificar
lo específico de su cultura.
La resistencia contemporánea:
El concepto de prácticas de resistencia surge de
los análisis que Michel Foucault realiza sobre los nuevos movimientos sociales
surgidos a partir de 1968, interesándose por las estrategias de oposición a una
realidad que se asume como natural. Dichos movimientos tienen en común el hecho
de plantear su lucha fuera de los criterios tradicionales de reivindicación que
giraban, hasta entonces, en torno al esquema identidad-opresión-liberación. Es
a través de sus reivindicaciones que se empieza a dotar de significado político
a lo que hasta entonces era considerado del plano privado. De esta manera
rompen con los límites de lo establecido como política, asumiendo que «todo es
político».
Desde cualquier marco teórico, el conocimiento de
las actuales transformaciones y del deber ético-político de tomar partido y
participar en el desencadenamiento del cambio va a depender la efectividad de
la intervención. Habrá tres ejes básicos en los cuales se arma la teoría base
de las prácticas de resistencia, sobre todo en Latinoamérica:
·
Diversidad e identidades en los procesos de
resistencia al sistema de dominación múltiple del capitalismo global; la
articulación de las luchas, saberes, cosmologías, culturas y perspectivas libertarias.
·
Poder, política y lucha por la emancipación y los
desafíos a los movimientos sociales frente a nuevos estímulos y realidades.
·
Alternativas frente a la cultura y la comunicación
hegemónicas.
Un tema central en toda teoría de las prácticas de
resistencia es la educación. Así, se logra establecer un tercer vínculo con la
desigualdad en la lógica de poder y privilegio. Cuando funcionan como
exclusión, las categorías de igualdad y educación en el análisis de los
movimientos sociales, las prácticas de resistencia tienden al desborde popular
que en última instancia deviene en inestabilidad política y falta de claridad
en los objetivos. Por eso, antes que superponer el control social a las
prácticas de resistencia, es importante entender la lógica de las demandas de
las poblaciones inscritas como sujetos sociales para tener un clima consistente
de participación, preparación y de seguridad sobre los planteamientos.
Aunque las experiencias históricas sobre la
resistencia no violenta son tan antiguas como las sociedades humanas, la
resistencia no violenta moderna se debe a la experiencia del movimiento de
independencia indio y las enseñanzas de Gandhi quien a su vez se inspiró en Leo
Tolstoi y Henry D. Thoreau, y básicamente comprendería algunos de estos elementos
en el proceso:
·
resistencia ética, moral, religiosa, ideológica
(originalmente la 'no-resistencia', no resistirse al mal causando injusticia).
·
Intentar la Negociación e incluso el arbitraje
·
Preparación, entrenamiento y concienciación del
grupo (rebelde) para la acción directa
·
Agitación y peticiones concretas de cambio y
transformación del régimen o sistema político-social
·
Emisión de un ultimátum (dirigido al oponente u
opresor)
·
Medidas de Boicoteo económico y medidas de huelga
·
No cooperación o no colaboración política (por
ejemplo con las autoridades)
·
Formas de acción directa o intervención no violenta
como la Desobediencia civil
·
Creación de instituciones paralelas (como la
usurpación de las funciones de gobierno)
·
Desafío total con la creación de un Gobierno
paralelo
2. Defensa de la etnia,
la tierra y el territorio:
La defensa de los territorios
indígenas es constante, puesto que no existe territorio que no esté bajo
presiones o amenazas resultantes de la situación político económica global, en
la que muchos actores económicos miran con avidez los recursos del suelo y del
subsuelo, e intentan tomar ventaja de las dificultades que tienen las
comunidades para impedir que ingresen a sus territorios y se apropien de estos
recursos.
Históricamente, los pueblos
indígenas han usado todas las estrategias posibles para conseguir el
reconocimiento de sus tierras ancestrales y la titulación de sus territorios.
Esas estrategias incluyen la reivindicación legal lograda por los movimientos
indígenas contemporáneos, y en muchos casos, el uso de la fuerza para
defenderlas o recuperarlas.
Los Movimientos Indígenas
En los últimos cuarenta años
surgieron nuevas organizaciones, jurídicamente conformadas como asociaciones
civiles, y llamadas a veces federaciones, otras consejos, congresos y
asociaciones, que agrupan a las comunidades por cuencas, o por pueblos
indígenas, con el objetivo de reivindicar y defender derechos colectivos. Estas
organizaciones se han fortalecido en la protección territorial1, reclamando la
seguridad jurídica, y el saneamiento, demarcación y titulación de zonas
colectivas de los bosques.
En muchos casos, los movimientos
locales se involucran directamente en la defensa de los territorios, como
ocurre en las comunidades indígenas de Madre de Dios (Perú), Pando (Bolivia) y
Acre (Brasil), que conformaron el Comité del Foro Permanente Trinacional
Indígena para monitorear la situación de sus territorios, frente a diversos
proyectos de inversión.
También las marchas indígenas
posicionan la defensa del territorio y le dan visibilidad política y simbólica.
Por ejemplo, en Octubre de 2008, partieron desde el Cauca 20.000 indígenas
colombianos hacia Bogotá, en una marcha conocida como “Minga de Resistencia
Social y Comunitaria del Suroccidente Colombiano”, como una forma de validación
territorial y en Bolivia, desde 1990, los pueblos indígenas han realizado 9
marchas nacionales por sus derechos a la autodeterminación, la tierra y
territorio. En Noviembre de 2006, en la Quinta Marcha Nacional Indígena Campesina
por la Reconducción Comunitaria, indígenas del Beni, Pando, Guarayo y la Región
Occidental de ese país recorrieron 900 km, desde Santa Cruz hasta La Paz, para
exigir su derecho al territorio y a los recursos naturales. En respuesta, fue
sancionada la Ley de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria, que
modificó la ley de tierras.
Los Pueblos Indígenas de Bolivia
continúan defendiendo sus derechos a través de marchas. Ahora que el gobierno
nacional planea la construcción de una carretera (Villa Tunari-San Ignacio de
Moxos) que atraviesa Territorios Indígenas y el Parque Isoboro-Sécure (TIPNIS),
la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) rechaza la
construcción de la carretera.
Defensa mediante la fuerza
Para impedir la presencia de
agentes externos, militares y empresarios, al interior de sus territorios,
algunas veces los indígenas recurren a estrategias de defensa que implican
enfrentamientos violentos y muertes de indígenas, colonos, trabajadores de
empresas y policías.
Los pueblos en aislamiento
voluntario también, a veces, recurren a esta estrategia como la única forma de
defender sus territorios y su decisión de mantenerse sin contacto con el mundo
blanco.
Estrategias Jurídicas de Defensa
Cuando sus derechos se ven
vulnerados, los pueblos indígenas tienen la opción de realizar presentaciones
judiciales ante los órganos jurídicos locales y nacionales. En muchas
ocasiones, esos órganos no resuelven los problemas, o no respetan los tratados
internacionales de derechos indígenas. Entonces, recurren a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, que analiza los mismos y los pone a
consideración de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La apropiación de grandes
extensiones de tierras por grupos de poder y la lucha de los pequeños propietarios,
productores campesinos y poblaciones indígenas en defensa de sus derechos no
son nuevos, sino que se han dado frecuentemente a lo largo de la historia. Pero
esta reciente oleada de acaparamiento de tierras se justifica con nuevos
argumentos. Uno de ellos es que la apropiación de grandes extensiones para la
producción de biocombustibles se defiende recurriendo a la problemática del
cambio climático, cuando, como se sabe, el tipo de agricultura industrial que
se va a desarrollar en estas áreas implica la producción de gases invernadero.
También, a menudo se sostiene en nuestros países que no se debe poner límite a
la extensión de las unidades agrícolas puesto que con la agricultura a gran
escala se obtienen los rendimientos más altos, que serían imprescindibles para
poder alimentar a la población en crecimiento. Pero no se dice que ese tipo de
agricultura contamina el medio ambiente y elimina la agrobiodiversidad y, aun
cuando fuera más productiva que otras alternativas –lo cual tampoco está demostrado–,
no es sostenible.
Otro aspecto que los
defensores del acaparamiento de tierras no mencionan es que la instalación de
grandes propiedades, por lo general en regiones pobres y de escaso desarrollo
institucional, otorga a los nuevos terratenientes gran poder e influencia en
las decisiones políticas, incluso a nivel nacional y que, el nuevo proceso de
concentración de tierras se impone sobre niveles preexistentes de desigualdad,
que demandan políticas redistributivas en lugar de limitar el acceso a la tierra
a la población rural
3.
Lucha contra la explotación en la Mita y la Hacienda:
Mita incaica
Era un sistema de trabajo a favor del Estado
Imperial, fortalezas, centros administrativos, templos, acueductos, explotación
de minas, etc. Existía una mita para servicios especiales como las labores de
cargueros del Sapa Inca, músicos, chasquis y danzantes, los obligados a cumplir
esta labor eran los adultos hombres casados, mas no las mujeres, cuya edad
oscilaba entre los 18 y 50 años. Los incas elaboraron de manera creativa un
sistema preexistente de no solo la mita, sino también el de intercambio de los
objetos de veneración religiosa de los pueblos que conquistó y anexó al
imperio. Este intercambio garantizaba el debido respeto entre los pueblos
conquistados. En este caso, huacas y pacarinas se convirtieron en centros
importantes de culto compartidos y puntos de la unificación de la diversidad
étnica y lingüística en el imperio, con lo que se aseguraba la unidad de los
pueblos a menudo geográfica y étnicamente dispares.
En la época colonial
Este sistema de trabajo obligatorio continuó por un
tiempo ya dentro del periodo colonial, ayudando a desarrollar internamente una
economía de mercado con productos y servicios para España. Cada grupo de
indígenas aportaba a la corona un número determinado de trabajadores durante
varios meses del año. Estos trabajadores eran movilizados de sus lugares de
origen hacia las zonas en las que se les requería para diversas actividades.
La mita establecía cuotas laborales que debía
cumplir la población nativa tributaria según asignación que hiciese el
corregidor, tanto para el servicio del encomendero como del poseedor de
mercedes de tierra o hacendado. Se sorteaba a la población indígena de un
determinado lugar periódicamente para trabajar durante un plazo o tiempo
determinado al servicio de la clase española mediante el pago de un salario
controlado por las autoridades. Los propietarios de encomienda deducían de los
jornales la cantidad que las personas comprometidas debían pagar por concepto
de tributo y el resto se les daba a ellas. La duración de la mita minera se
fijó en diez meses dentro de cada año y no se podía exceder de un tercio
permanente de la población tributaria para ser destinada a estas labores.
A cambio de la fuerza de trabajo y de los
consiguientes tributos que recibía el encomendero, este tenía la obligación de
catequizaren la religión católica a las personas que le habían sido
encomendadas. El servicio forzado ejercía una inmensa presión sobre la
población, causando mucho daño y cientos de miles de víctimas mortales, sobre
todo entre los trabajadores en las minas como la de Potosí. Esto obligó a la
corona española a llevar esclavos negros al Virreinato.
Mita de Potosí
La Mita de Potosí fue la explotación inhumana de
cientos de miles de indígenas de los Andes, quienes trabajaban como mitayos
hasta caer muertos en las minas de plata del Cerro Rico vecino a la ciudad. Los
indígenas trabajaban en jornadas de hasta 16 h, en algunos casos sin utilizar
pala ni pico, removiendo la tierra con las manos, y debiendo trasladarse por
kilómetros desde las minas hasta los establecimientos de fundición. Los
accidentes eran frecuentes y al mortandad horrenda. Se estima que no menos de
20.000 indígenas perdieron la vida en las explotaciones de plata de Potosí.
La ciudad de Potosí, situada en la mítica región
del Alto Perú (actual República de Bolivia) experimentó, durante los siglos XV,
XVI y XVII un desarrollo extraordinario, al punto que en 1645, a sólo cien años
de su fundación, se había convertido en una urbe de más de 160.000 habitantes.
Era la ciudad más poblada del continente americano y una de las más grandes del
mundo.
Servían regularmente trabajando en el laboreo de
las minas durante cuatro meses al año, renovables en tres turnos; por esta
razón, grandes contingentes humanos se trasladaban desde sus pueblos de origen hasta la villa de
Potosí.
Existieron
varias clases de Mita: La Mita
Agraria para el trabajo en
las haciendas, duraba de tres a cuatro
meses La Mita Minera que se desarrollaba en las minas por un período de cuatro meses, y la Mita de Obrajes que se realizaba en las incipientes fábricas de tejidos y paños. La mita causó
la desintegración de la comunidad indígena y rompió el vínculo de ésta con la tierra
Las haciendas
Durante el siglo XVII, la hacienda se fue
consolidando como unidad económica de múltiples facetas, mientras la encomienda
cedía como sistema de trabajo e institución social. La hacienda se fue
conformando en una segunda etapa económica del período colonial, ya que fue
sustituyendo a la explotación minera del comienzo. La tierra empezó a adquirir
un alto valor, lo que llevó a una gran presión por ocupar los terrenos que
quedaran disponibles.
El siglo XVIII las haciendas dejaron de ser
simples unidades autosuficientes, que se preocupaban de satisfacer las
necesidades básicas de sus inquilinos, convirtiéndose ahora en exportadoras.
Las que se encontraban más cerca de las rutas de acceso a los puertos y
ciudades, se encargaron de ampliar su superficie de cultivos, con lo que
pudieron llevar sus productos a los centros urbanos para comercializarlos. Esta
consolidación de la hacienda hizo necesario contar con mayor cantidad de mano
de obra, para lo que se contrataron peones libres -en su mayoría mestizos, que
trabajaban a cambio de alimentos y algo de dinero.
Además de bienes agrícolas, la hacienda
encerraba faenas artesanales, para satisfacer las necesidades de quienes tenían
menos recursos, como los aborígenes, los campesinos y los mestizos. Las mujeres
se dedicaban a la elaboración de ponchos y frazadas; se fabricaban objetos de
cerámica con greda y se trabajaba la madera, el hierro y el cuero.
Durante
este siglo se estableció una nueva estructura social agraria, donde la cabeza,
en orden jerárquico, era el hacendado o patrón de la hacienda; bajo él se
encontraba el resto, entre capataces, peones, inquilinos y vaqueros. En esta
nueva estructura, cada cual se distinguía del otro por su vestimenta.
Dentro de la misma hacienda, existía también un sistema de préstamo, donde el patrón entregaba a crédito productos como azúcar, yerba mate, tabaco y aguardiente. Los peones recibían esto a cambio de su trabajo futuro, manteniéndose constantemente endeudados con su patrón, lo que los llevó a estar siempre por debajo del hacendado, ejerciendo este un fuerte poder a nivel social.
Dentro de la misma hacienda, existía también un sistema de préstamo, donde el patrón entregaba a crédito productos como azúcar, yerba mate, tabaco y aguardiente. Los peones recibían esto a cambio de su trabajo futuro, manteniéndose constantemente endeudados con su patrón, lo que los llevó a estar siempre por debajo del hacendado, ejerciendo este un fuerte poder a nivel social.
Los
pueblos originarios durante todo el periodo colonial fueros sometidos a la
explotación a causa de las ambiciones españolas de riqueza y poder, pero es
destacable la resistencia pasiva a lo largo de todo el periodo, mediante la práctica
cultual, la religión, el idioma y otros métodos que permitieron que los pueblos
nativos del continente permanezcan hasta
nuestros días intactos en sus raíces
cultuales.
4. Estrategias de
resistencia
Las
rebeliones indígenas
El descontento indígena
hizo que la rebelión llegue en el siglo XVIII. Para sobrevivir su subyugación
brutal, los pueblos indígenas desde el principio habían adoptado una variedad
de estrategias, pero nunca fueron tan pasivos como eran retratados en la
literatura académica hasta hace poco.
Como a menudo no encontraron formas de hacer
valer a sus propios intereses los indígenas tenían facilidad para adaptarse a
la dominación española.
Después de la conquista, la
corona había asumido desde el patrimonio de los Incas sobre toda la tierra
nativa, que concede en usufructo a las familias de la comunidad indígena, a
cambio de pagos de tributo y servicios laborales de mita. Este sistema se
convirtió en la base de una alianza duradera entre el estado colonial y las
comunidades nativas, reforzadas en los años por la elaboración de un gran
cuerpo de legislación protectora. Funcionarios de la corona, tales como los
corregidores de indios, fueron acusados con la responsabilidad de proteger a
los nativos de abuso a manos de los colonos, especialmente la enajenación de
sus tierras a propietarios privados. Sin embargo, los colonos y sus aliados
nativos, los curacas, a menudo con la complicidad de los corregidores y
sacerdotes locales, encontrar formas de burlar las leyes de la corona y ganando
el control de tierras amerindios y mano de obra. Para contrarrestar esa
explotación y para conservar sus derechos históricos a la tierra, muchos
líderes nativos americanos astutamente recurrieron al sistema legal. Litigios
no basta siempre con, por supuesto, y Andina historia está llena de rebeliones
campesinas nativas desesperada.
El ritmo de estos
levantamientos aumentó dramáticamente en el siglo XVIII, con cinco en la década
de 1740, once en 1750, veinte en 1760 y veinte en 1770. Sus causas fueron en
gran medida económicas. Tierra estaba volviendo cada vez más escaso en las
comunidades debido a las compras ilegales por colonos sin escrúpulos en un
momento cuando la población indígena fue creciendo nuevamente después de la
caída demográfica larga, postconquest. Al mismo tiempo, los campesinos nativos
sintieron la peor parte de mayores impuestos por la corona, parte del programa
general de reforma iniciado por Madrid en la segunda mitad del siglo XVIII.
Estos impuestos mayores cargas llegaron en un momento cuando la elite
altiplano--corregidores, sacerdotes, curacas y había hispanizado a
terratenientes nativos--era aumentar el nivel de superávit extraído de la
economía campesina nativa americana. Según historiador Nils P. Jacobsen, este
aparente endurecimiento de la colonial "tornillo" durante el siglo
XVIII lideró a la "sobreexplotación" de los campesinos nativos y las
subsiguientes décadas de rebeliones indígenas.
La culminación de esta
protesta se produjo en 1780, cuando José Gabriel Condorcanqui, un curaca Rico y
mestizo descendiente de antepasados Inca que simpatizaban con los oprimidos
campesinos nativos, incautados y había ejecutado un corregidor notoriamente
abusivas cerca de Cusco. Condorcanqui planteó un ejército harapiento de decenas
de miles de indios, castas y incluso unos criollos disidentes, suponiendo que
el nombre de Túpac Amaru II tras el último Inca, a quien estaba relacionado.
Basándose en una marea de milenarismo andino y nativismo, Túpac Amaru II
planteó el espectro de una especie de regreso a un pasado mítico incaicos entre
las masas indígenas en un momento de mayor dificultad económica.
Capturado por las fuerzas
realistas en 1781, Condorcanqui fue llevado a juicio y, al igual que su tocayo,
cruelmente ejecutado, junto con varios familiares, en la plaza principal de
Cusco, como una advertencia a los demás. La rebelión continuó, sin embargo e
incluso se expandió por el Altiplano alrededor de Lago Titicaca bajo el
liderazgo de su hermano, Diego Cristóbal Túpac Amaru. Fue finalmente suprimido
en 1782 y en los años siguientes, que las autoridades se comprometieron a
realizar algunas de las reformas que han defendido los dos dirigentes nativos.
Tupac Amaru y Tupac Katari
son los indígenas de la Colonia que se
rebelaron contra la dominación española, el primero de ellos en las cercanías
del Cuzco (Perú) y el segundo en el Alto Perú (actual Bolivia).
Las tensiones sociales
aumentaron cuando en 1779 comenzó la guerra anglo española que se extendería
hasta 1783, y que para América hispana significaría un aumento en los impuestos
para poder financiar la guerra al otro lado del Atlántico.
5. Líderes de la
resistencia colonial:
a) Tomás Katari,
Tomás
Katari (Macha, 1741 - cuesta de Chataquilla, 15 de enero de 1781) fue un líder
quechua que, al reclamar sus derechos, generó y lideró una insurrección popular
en el siglo XVIII.
Nació
en el ayllu (comunidad) de San Pedro de Macha, en el cantón Macha de la provincia de Chayanta, departamento de
Potosí en nuestro país.
En
los años 1770, varias manifestaciones aisladas mostraron el descontento de los
indígenas, hasta que en los años 1780 los levantamientos se generalizaron.
A
mediados de 1777, Tomás Katari presentó una querella legal contra el español
Blas Bernal por haberle usurpado el cargo de kurajkaj (‘curaca’, cacique)
legítimo por derecho de herencia y amparado por la legislación colonial. Tomás
Katari se presentó ante la Audiencia de Potosí denunciando con fundamentos que
Blas Bernal, al recaudar los impuestos en su Comunidad, cometía robos en
perjuicio de la Real Hacienda, operando mediante dos padrones o listas de
recaudación, con una diferencia de 487 pesos y 4 reales entre cada padrón,
entregando a las autoridades de la Real Hacienda el que acusaba menor
recaudación.
El
18 de febrero de 1778, la Audiencia consideró que la denuncia presentada por
Katari e Isidro Achu estaba suficientemente comprobada y recomendó que se les
encargara nuevamente a ambos la cobranza de los impuestos. El 13 de marzo de
1778, habiendo recibido el despacho de la audiencia, Nicolás Ursainqui
―corregidor de Chayanta― mandó a Katari y Achu a presentar lo recaudado, pero
cuando ellos se presentaron en Chayanta, ya el nuevo corregidor era Joaquín de
Alós, amigo de Blas Bernal. Ambos indígenas fueron encarcelados. El 27 de marzo
de 1778, Alós atiende a los repetidos reclamos de los seguidores de Katari y
ordena liberar a Katari y a Achu, para apaciguar los ánimos.1
El
15 de enero de 1779, el virrey Vértiz dictó un decreto ordenando la
investigación de los hechos denunciados, dirigido a los doctores Luis de Artajona,
Juan Bautista de Ormachea y Diego de la Calancha (oidores de la Real Audiencia
de Charcas) para que administraran justicia. No quiso pronunciarse en el asunto
de la usurpación del cargo de Tomás Katari, ni del robo de impuestos, porque
Katari carecía de los despachos de los oficiales reales y de la Audiencia que
lo probaban, ya que el corregidor Alós, se los habían arrebatado.1
Cuando
Tomás Katari y Tomás Achu regresaron a su región, fueron encarcelados. El 15 de
abril de 1779, el fiscal de la Audiencia de Charcas se expidió, diciendo que
para ordenar la investigación que mandó el virrey hacían falta los despachos
que Katari no poseía. Cuatro meses después, el 19 de abril de 1779, la
Audiencia se dirigió al corregidor Joaquín de Alós, pidiéndole el envío de
estos despachos. A principios de mayo de 1779, Tomás Katari consultó con los amautas
(‘varones sabios’) y las mamakonas (‘mujeres sabias’) quienes le aconsejaron
que comenzara a cumplir la función que le había sido arrebatada, aunque no
había recibido todavía la confirmación oficial de las autoridades españolas,
Katari ordenó que las asambleas comunitarias de toda la región eligieran a sus
autoridades ―como en los tiempos incaicos―, «defensores y protectores de los
desvalidos indios tributarios, miserables, indefensos [...] que otros
individuos les beben sangre».1
Inmediatamente
fue apresado por los soldados en Torocarí y conducido a la comunidad de
Aullagas, donde fue liberado a la fuerza por una multitud de indígenas armados
con palos. La Audiencia de Charcas lo acusó de hablar mal acerca de la mita,
cuando 800 quechuas amarrados esperaban su turno en la aldea de Ocurrí. En
Charcas fue apresado por segunda vez y juzgado. El 12 de diciembre de 1779
expuso sus argumentos. El 8 de enero de 1780 fue trasladado desde la prisión de
Charcas, pero sus seguidores volvieron a liberarlo. El 10 de junio de 1780
―confiado en el reconocimiento que había logrado ante el virrey Vértiz― Katari
se presentó en Charcas para defenderse de los cargos que se le imputaban. Fue
apresado e incomunicado. El 23 de julio de 1780, sus seguidores se armaron y
movilizaron en Huancarani, aldea cerca de Poqoqwata, rodearon al corregidor y a
su patrulla militar y le exigieron que liberara a Tomás Katari y rebajara los
impuestos abusivos. Con la mediación de dos sacerdotes, el corregidor ordena la
liberación y la rebaja en los impuestos. Confiando en las palabras de los
religiosos, los quechuas lo dejan ir.
El
25 de agosto de 1780 (o el 26),3 mientras el Corregidor asistía con su grupo de
soldados a la «enumeración» de quechuas que cada año se los buscaba para el
trabajo esclavizado en las minas, el joven Tomás Achu ―que había caminado junto
a Katari ida y vuelta hasta Buenos Aires―, se acercó al corregidor Alós, y le
exigió que cumpliera su palabra. Este le descerrajó dos tiros y lo mató.3
Los
indígenas presentes atacaron a los soldados españoles y los mataron en el
lugar. Alós huyó al galope en un caballo pero fue bajado de un jorahuazo
(‘hondazo’) en la cabeza. Los quechuas canjearon con los españoles la vida del
corregidor por la de Tomás Katari. El corregidor consiguió huir, disfrazado de
sacerdote, hasta Tucumán (Argentina).1
La
Audiencia de Charcas afirmó públicamente que respetaría la autoridad de Tomás
Katari, pero en secreto ordenó a los españoles que lo capturaran vivo o muerto,
y ofreció una recompensa en dinero. Una patrulla al mando del minero español
Manuel Álvarez Villarruel capturó a Katari ―en uno de sus viajes de inspección
por las comunidades indígenas― cerca de Aullagas. Álvarez Villarruel lo entregó
a Juan Antonio Acuña ―justicia mayor de la provincia de Chayanta―, quien se
apresuró a llevarlo hacia La Plata (Chuquisaca, actual Sucre, a 170 km al este
de Macha). Acuña sabía que su patrulla era seguida por los seguidores de Katari
armados. El 15 de enero de 1781, Acuña recibió la orden secreta de asesinar a
Katari (comprobada en documentos posteriores), le ató las manos y lo empujó al
abismo en las escarpadas alturas de la cuesta de Chataquilla, cerca de la
comunidad de Quila Quila (en la provincia de Yamparáez). Isidro Serrano, un
español que escribía la correspondencia de Katari y fue testigo del asesinato,
también fue asesinado. Los seguidores de Katari alcanzan a Acuña y a sus
soldados y lo ajusticiaron. También ejecutaron al minero Álvarez Villarruel.1
El
área de las sublevaciones se amplió, llegando hasta Challapata (en el
departamento de Oruro). Los hermanos de Katari, Dámaso y Nicolás, lideraron
desde entonces a los rebeldes, llegando hasta Chuquisaca (actual Sucre), donde
Dámaso fue traicionado por el sacerdote católico español de Poqoqwata,
Francisco Javier Troncoso, quien lo entregó a las autoridades. Fue ahorcado
públicamente en la Plaza de Chuquisaca.
Tomás
Katari desencadenó una serie de movimientos locales que fueron liderados ―desde
el 4 de noviembre de 1780― por un descendiente de los reyes incas, Túpac Amaru,
expulsando a los españoles del Cusco. El 18 de mayo de 1781, Túpac Amaru fue
bárbaramente ejecutado, junto con su esposa Micaela Bastidas, hijos, parientes
y secuaces.
Casi
al mismo tiempo del asesinato de Tomás Katari, estalla la masiva rebelión del
aimara Julián Apaza, de origen humilde, que adopta el nombre de Túpac Katari.
La
mita fue finalmente abolida en 1791.
b) Julián Apaza Nina,
Julián Apaza Nina.
Conocido como Túpac Katari nacido en Ayo Ayo, provincia de Sica Sica, en 1750 y ejecutado en La Paz, 15 de noviembre de 1781, fue un indígena aimara que lideró un
levantamiento contra las autoridades coloniales en el Alto Perú, junto a
su esposa y heroína Bartolina Sisa.
Julián creció como un niño muy inteligente, que se
daba cuenta de los maltratos y abusos espantosos que sufría el pueblo Aymara y
el Quichwa. Los españoles obligaban a los indios a trabajar sin pago y sin
horario en sus fincas o minas. Muchos murieron lejos de sus familias, sin
alimento, ni esperanza. También las mujeres y los niños estaban obligados
a la mita.
Además estaban obligados a entregar la mayoría de sus
productos como un tributo a los españoles y a la Iglesia Católica. En 1697 los españoles decidieron que además de la mita y
del tributo en productos, iban a cobrar dinero a los indios, como estos no
tenían dinero se vieron obligados a dejar a sus familias para ir a las minas y
haciendas, pero los patrones les pagaban muy poco y no alcanzaba para pagar el
tributo. Entonces eran apresados y maltratados y les quitaban sus tierras.
Julián Apaza creció y se dedicó al comercio de la
bayeta y de la coca. Viajó por diferentes
comunidades y haciendas, viendo como sus hermanos de raza eran maltratados y
asesinados por los españoles, los curas católicos y los mestizos, fue sacristán
y panadero antes de iniciar su rebelión. Adoptó el nombre Túpac Katari tomando
partes de los nombres de dos líderes originarios contemporáneos: por un lado,
a Túpac Amaru II; y por
otro, a Tomás Catari, cacique de Chayanta.
Como parte del levantamiento, Túpac Katari formó un
ejército de cuarenta mil hombres y cercó a la ciudad de Chuquiago (actualmente La Paz), dos veces en 1781, pero las tropas enviadas para sofocar la rebelión
consiguieron romper el primer cerco.
Posteriormente Andrés Túpac Amaru se unió a Túpac Katari en un segundo cerco a La
Paz, pero maniobras políticas y militares, así como líderes originarios
contrarios al levantamiento acabaron con el mismo. Los cabecillas fueron
apresados y ejecutados.
Este levantamiento indígena de finales del siglo XVIII fue el más extenso
geográficamente y con más apoyo. Tomó dos años a los virreinatos afectados
sofocarlo.
Los rebeldes asediaron la ciudad de La Paz desde
el 13 de marzo de 1781 durante ciento nueve días sin éxito, debido a la
resistencia y al apoyo de tropas mandadas desde Buenos Aires. En ese contexto el virrey Agustín de Jáuregüi aprovechó la baja moral de los rebeldes para
ofrecer amnistía a los que se rindieran, lo cual dio muchos frutos, incluyendo
algunos líderes del movimiento. Túpac Katari, que no había aceptado la amnistía
y se dirigió aAchacachi para
reorganizar sus fuerzas dispersas, fue traicionado por algunos de sus
seguidores y luego apresado por los españoles, la noche del 9 de noviembre de 1781.
Fue sometido
a tortura y seis días después ejecutado atando a sus extremidades cuatro caballos para
que tiraran de ellas de manera similar a Túpac Amaru II, siendo finalmente
descuartizado y mostrado en partes por todo el territorio de Qullasuyu, en
señal de “escarmiento a los indios rebeldes”. Su cabeza fue expuesta en el
cerro de K’ili K’ili (La Paz), su brazo derecho en Ayo Ayo, el izquierdo en
Achacachi; su pierna derecha en Chulumani, y la izquierda en Caquiaviri. La
actual "tradición oral" le atribuye haber dicho a sus captores la
frase:
Naya saparukiw
jiwayapxitata, nayxarusti waranqa, waranqanakaw kut'anixa...
Túpac Catari
Que
traducido al español significa:
¡Yo muero hoy, pero volveré hecho millones...! .
Túpac Catari
En nuestro
país, el 15 de julio de 2005 el ex presidente Eduardo Rodriguez Veltze declaró (mediante Ley No. 3102) como «Heroe y
Heroína Nacional Aymara a Julián Apaza y Bartolina Sisa».
En Argentina,
en el marco de los festejos del Bicentenario se
inauguró el 25 de mayo de 2010 una Galería de los Patriotas
Latinoamericanos, en el que Bolivia está representada por
retratos de Tupaj Catari, Pedro Domingo Murillo y Bartolina Sisa. La muestra pictórica está
ubicada en el denominado "Salón de los Héroes del Bicentenario", en
la Casa Rosada.
El primer satélite de telecomunicaciones de Bolivia, cuyo fin es apoyar iniciativas educativas y mantener
la seguridad del Estado, lleva su nombre.7
La
Corporación Industrial Gran Muralla de la Corporación de Ciencia y
Tecnología Aeroespacial de China, fabricó el satélite Túpac Catari y
fue lanzado desde China el 20 de diciembre del año 2013: Construido con una
inversión de US$ 300 millones de dólares, financiada en un 85% con un crédito
del Banco de Desarrollo de China y el 15% restante por el
Estado boliviano.
También
se construyen en Bolivia dos estaciones para operar el satélite en La
Paz y Santa Cruz.
Túpac
Katari y su esposa Bartolina Sisa son muy populares en Bolivia. Su nombre de
guerra, Túpac Katari, como su verdadero nombre, Julián Apaza, se han utilizado
como parte del nombre de partidos políticos, grupos guerrilleros, sindicatos,
escuelas e incluso como primer nombre de personas. Algo similar ocurre con
el nombre de Bartolina Sisa.
El
desmembramiento de Túpac Katari (y también el de Túpac Amaru II) fueron una
fuente importante de inspiración para los movimientos Kataristas,
relacionándolo con la frase final atribuida a el mismo. Así, los movimientos
Kataristas reconocen en Túpac Katari el líder indígena insignia de las luchas
en defensa de los derechos indígenas, para que así vuelva y sea millones,artistas
bolivianos le han dedicado canciones, poemas, pinturas y otros tipos de
expresiones artísticas. Tal es el caso del grupo Kalamarka con la canción
"Túpac Katari" y Los Kjarkas con su instrumental
"Funeral de Túpac Katari".
c) Bartolina Sisa
Bartolina Sisa nació
en la comunidad de Sullkawi del Ayllu, 24 de agosto de 1753 - La Paz, 5 de septiembre de 1782, fue una heroína indígena aimara, virreina y comandante junto
a su esposo el caudillo y
virrey aimara Túpac Katari (Julián Apaza,
1750-1781).
El día 5
de septiembre de 1983, el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de
América reunido en Tihuanacu (Bolivia) instituyó el Día
Internacional de la Mujer Indígena, en honor de la heroína Bartolina Sisa,
valerosa y aguerrida mujer indígena aimara, quien por haberse opuesto a la dominación y la
opresión de los conquistadores españoles, fuera brutalmente asesinada y descuartizada el 5 de
septiembre de 1782, en La Paz (Bolivia).
Actualmente muchas comunidades indígenas
de Bolivia, Perú, Chile yArgentina, le rinden homenaje, al
igual que a las heroínas de la Coronilla (valerosas mujeres cochabambinas lideradas por
la anciana no vidente Manuela Gandarillas y por Manuela Rodríguez, esposa de Esteban Arze), decidieron organizarse y
armarse para enfrentar a las fuerzas realistas, pese a que sabían la
desproporción que existía, y con sacrificio y valentía lucharon en contra de la
corona española durante la batalla sostenida en la colina de San Sebastián, Coronilla, el 27 de mayo de 1812), como una de las mujeres más valientes de la época.
d) Pablo Zárate Willka
Pablo
Zarate, también llamado "El
temible Willka" o simplemente "Willka", fue un caudillo
indígena de Bolivia que
se formó como militar en el ejército boliviano,
llegando a alcanzar el rango de Coronel, por esa época se había formado como un
caudillo para el pueblo indígena.
Gral. Aimara
Pablo Zarate nació en
Imilla-imilla (Huancaruna) en la zona de Sikasika, estuvo casado con Aída
Aguilar con quien tuvo 4 hijos, fue un prestigioso comunero, severo e
inteligente, aprendió el castellano, a leer y a escribir siendo una persona
culta, fue muy trabajador y tuvo cierto poder económico.
Para la guerra federal en
1898, Pando hizo esta promesa formal al Cacique Pablo Zárate Willka, jefe de
los indios aymaras:
Le otorgo
el grado de coronel y se comprometió a destruir el blanco del sur, devolverles
las tierras a los indios; la tierra que le ha arrebatado el Gral.
Melgarejo".
En consecuencia el líder
comunero al ingresar a la guerra exigiendo:
·
Liberación de los colonos.
·
Participación de los
quechuas y de los aymaras en el gobierno.
·
Devolución de las tierras
comunales.
El temible Willka entonces,
organiza y dirige al Ejército Aymara, que fue un conjunto de
pequeñas unidades con poderosas masas humanas Quechua y Aimara con guerreros como los siguientes: Juan
Lero, Feliciano Mamani, Asencio Fuentes y Manuel Flores.
Willka usó una incesante
lucha de guerra de guerrillas dirigida por Mallkus que ganaron mucha
experiencia en el enfrentamiento contra las tropas conservadoras, algunos
son: Alonso Luciano Willka, Cruz Mamani (llamado 2.º. Willka) y Lorenzo
Ramirez.
Las fuerzas originarias
armados de palos, q'urawas, piedras, sables, machetes y varios con armas de
fuego, marchan enfrentando a los bien armados opresores que pusieron nombre al
río Chunchullmayo (río de tripas) de Huayllas por los restos de
los descuartizados combatientes, al día siguiente llega Willka a
la cabeza de 2000 kataris y se enfrenta en Vila Vila a los cañones sucrenses, con la táctica de no
huir, sino de correr hacia el enemigo dejando atrás las explosiones, logró
Willka de esta forma un brillante avance militar.
El manifiesto de Zárate
Willka, conocido como "La proclama de Caracollo",plantea:
1.- "... deseamos
hallar la regeneración de...Bolivia."
2.- "los indígenas,
los blancos nos levantaremos a defender nuestra República de Bolivia...que
quiere apoderarse... vendiéndonos a los chilenos"
3.- "...deben respetar
los blancos o vecinos a los indígenas, porque somos de una misma sangre e hijos
de Bolivia, deben quererse como hermanos con los indianos... hago prevención a
los blancos... para que guarden el respeto con los indígenas..."
Esta propuesta aimara fruto
de un profundo y genuino nacionalismo que buscaba una patria basada en la
tolerancia y la equidad y no se detuvo sino hasta lograr la victoria final
en Paria el 10 de abril de 1899.
Willka impulsa la fundación
en Peñas del Gobierno Comunal (federado) que nombra al Jatunruna Juan Lero como
presidente. El levantamiento Aymara tenía por objetivo, por lo menos así se
conoce en el "primer gobierno" (en la república) indígena de Peñas,
lo siguiente:
·
Oruro 1899· Constitución de
un gobierno indígena
·
Restitución de tierras a
sus dueños originarios
·
Guerra contra las corruptas
minorías dominantes
Esta medida fue tomada como
amenazante a la independencia nacional y integridad nacional, ya que se
planteaba como una administración autónoma a Bolivia, este sería uno de los
motivos por el cual fue encarcelado.
Posteriormente entra
a Oruro con 50.000 Quechuas y
aymaras a los que encabeza demandando la devolución de tierras. Allí, es
homenajeado, protegido y custodiado por el ejército federal que le corta
posteriormente toda forma de comunicación con las provincias.
Luego Willka junta a 90
líderes comunales, pero los federales evalúan la situación y ven a Willka como
una amenaza a la estabilidad nacional con tantas revueltas, por tanto, todos
los líderes (incluido Willka) son apresados, interrogados y torturados. Después
fue mandado a prisión bajo cargos de sedición de los que al final fue absuelto.
Permaneció 4 años en la cárcel de Oruro de donde salió por el amotinamiento del 10 de mayo de 1903, a partir de ahí vivió en la clandestinidad y en la
vida privada.
Murió ejecutado en la
hondonada de Chu'llunk'iri en 1904 por cargos que se le imputaban, como amenaza a
la estabilidad nacional, a la unidad boliviana..
e) Eduardo Nina, Quispe
Eduardo Leandro Nina Quispe, nació en el
ayllu de Taraqu el 9 de marzo de 1887, que fue convertido en hacienda, a sangre
y fuego por el gobierno de Melgarejo. Convertido en propiedad de un comerciante
francés hasta el 15 de enero de 1871, cuando Melgarejo huyó hacia el Perú y los
comunarios se restituyeron sus tierras. Con la Ley de Exvinculacion
(1874) y la revisita 1882, Taraqu pasó a ser parte de las inmensas propiedades
de Benedicto Goitia. Por ese motivo la vida de Eduardo Nina Quispe, trascurrió
entre el ayllu, la hacienda y la ciudad de La Paz, donde niño viendo como
los “caballeros” comprando periódico tenían conocimiento de la realidad,
incluso de todo lo que sucedía, entonces pensó en “aprender a leer mediante un
abecedario que me obsequiaron, noche tras noche comencé las primeras letras; mi
tenacidad hizo que pronto pudiera tener en mis manos un libro y saber lo que encerraba”.
Con el beneficio de la lectura y el dominio del idioma español Eduardo Nina
Quispe estaba preparado para emprender su tarea:
"Cuando se
inició la Gran Cruzada Nacional "Pro Indio" leía los
comentarios en los diarios; en las calles me detenía frente a los 'cartelitos'
y entonces pensé; porque no puedo secundar esta obra? Yo que íntimamente
conozco la tristeza del indio maliciento y vencido; yo que he sentido sollozar
en mi corazón el grito de una raza vejada. Visité varias casas de mis compañeros,
haciéndoles comprender el beneficio que nos aportaría salir del camino áspero
de la esclavitud. Pasó el tiempo, y mi humilde rancho era el sitio de reunión
del gremio de carniceros; estos acordaron enviarme sus hijos para que les
enseñara a leer"
Vivió en barrios de Chijini,
donde junto a los matarifes instaló una escuela indígenal. Resultando muy
reducido su rancho para enseñar a tantos niños indios, el año de 1928,
acudió a la Municipalidad
f) Túpac Amaru
José Gabriel Condorcanqui Noguera, Marqués de Oropesa llamado igualmente José Gabriel Túpac Amaru
nació en Surimana, Canas, Virreinato del Perú, 19 de marzo de 1738 y fue ejecutado en Cuzco el 18 de mayo de 1781, conocido posteriormente como Túpac Amaru II,
fue un caudillo indígena
líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en América durante el siglo XVIII. Descendía de Túpac Amaru I (último Sapa Inca, ejecutado por los españoles en
el siglo XVI).
Lideró la
denominada «Gran rebelión» que se
desarrolló en el Virreinato del Río de la Plata y el Virreinato del Perú,
pertenecientes al Reino de España,
rebelión iniciada el 4 de noviembre de 1780 con la captura y posterior ejecución del
corregidor Antonio de Arriaga.3
Curaca (jefe nativo) de Surimana, Tungasuca y Pampamarca,
era adinerado y se dedicaba al comercio. Se trataba de un
personaje de origen mestizo (fue Marqués de Oropesa) en el que confluía la
sangre del Sapa Inca Túpac Amaru con la de los criollos. De hecho, durante una
gran parte de su vida, habiendo sido criado hasta los 12 años por el sacerdote
criollo Antonio López de Sosa y luego en el Colegio San Francisco de Borja, mostró preferencia por lo criollo llegando a dominar
el latín y a utilizar
refinadas vestimentas hispanas,4 pero posteriormente
se vistió como un noble inca, hizo uso activo de la lengua nativa quechua en su vida y
proclamas, y fue excomulgado de la Iglesia católica.
Encabezó
el mayor movimiento de corte indigenista e independentista en el Virreinato del Perú. Fue el
primero en pedir la libertad de toda América de cualquier dependencia,
tanto de España como de su monarca, implicando esto no sólo la mera separación
política sino la eliminación de diversas formas de explotación indígena (mita minera, reparto de mercancías, obrajes), de los
corregimientos, alcabalas y aduanas (14 de noviembre de 1780). Además decretó la abolición de la esclavitud negra por primera vez en
América (16 de noviembre de1780). Su movimiento constituyó un «parteaguas», debido al
cual las autoridades coloniales eliminaron a la ya escasa clase indígena noble
y acrecentaron la represión contra lo andino, por el
temor de que algo así volviera a repetirse.
En Perú
ha sido reconocido como el fundador de la identidad nacional3 peruana. Fue una figura capital
para el régimen velasquista (1968-1975) y desde entonces ha
permanecido en el imaginario popular reivindicado.
El 4 de noviembre de 1780 se inicia la rebelión de José Gabriel
Condorcanqui contra la dominación española, adoptando el nombre de Túpac Amaru
II, en honor de su antepasado el último Inca de Vilcabamba. Túpac
Amaru se autodeclara "Inca, Señor de los Césares y
Amazonas",5 y jura con el
siguiente bando su coronación: "...Don José Primero, por la gracia
de Dios, Inca Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes
de los Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazonas con dominio en
el Gran Paititi,
Comisario Distribuidor de la Piedad Divina, etc...".6 . Al comienzo el
movimiento reconoció la autoridad de la corona, ya que Túpac Amaru afirmó que
su intención no era ir en contra del rey sino en contra del «mal gobierno» de
los corregidores. Más tarde la rebelión se radicalizó llegando a convertirse en
un movimiento independentista.
Su esposa
Micaela Bastidas así como familiares de ambos tuvieron una participación de
primer orden en el movimiento, tanto en el reclutamiento, abastecimiento y
hasta cierto punto en la toma de decisiones.
Con el
apoyo de otros curacas, mestizos y algunos criollos, la rebelión se extendió,
llegando a tener tropas de decenas de miles de combatientes.7 Entre sus
ofrecimientos se hallaban la abolición tanto del reparto como de la alcabala,
la aduana y la mita de Potosí.
La
convocatoria de Túpac Amaru II buscó integrar a indígenas, criollos, mestizos y
libertos negros en un frente anticolonial, pero no pudo evitar que la
masificación del movimiento convirtiera el accionar en una lucha racial contra
españoles y criollos (en general en el Virreinato los criollos no tenían en su
actuar antagonismos con los españoles, siendo como mucho contrarios a las
reformas borbónicas pero fieles a la corona en los demás aspectos).
Su
movimiento tuvo dos fases:
·
Primera fase o fase Túpac amarista,
donde destaca la hegemonía de José Gabriel Túpac Amaru y continuada tras su
muerte por su primo Diego Cristóbal Túpac Amaru.
Tras ser
capturado el 6 de abril de 1781, fue llevado a Cuzco encadenado y montado en
una mula. Ingresó a la ciudad una semana después, "con semblante
sereno" mientras las campanas de la Catedral repicaban celebrando
su captura. Apresado en el convento de la Compañía de Jesús, fue sucesivamente
interrogado y torturado al
límite del fallecimiento, con el objetivo de arrancarle información acerca de
sus compañeros de rebelión en Cuzco y otras ciudades, y de sus ejércitos que
aún conservaban grandes territorios. Torturas que fueron inútiles ya que no dio
confesión alguna. Más bien trató de enviar mensajes escritos con su propia
sangre, pero estos fueron interceptados. La madrugada del 29 de abril a causa
de los rigores del tormento le fracturaron el brazo derecho.
Un día
durante el encierro cuando el visitador José Antonio de Areche, autoridad del interrogatorio y ejecución enviado por
el rey Carlos III de España, entró intempestivamente al calabozo para exigirle, a
cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión, Túpac Amaru II
le contestó: "Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a
mi pueblo, y yo por tratar de libertarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos
la muerte.".
El 18 de mayo de 1781, en evento público en la Plaza de Armas de Cuzco, se cumplió la ejecución de Túpac Amaru II, su
familia y sus seguidores. Los prisioneros fueron sacados de sus calabozos,
metidos en zurrones (un tipo de costal) y arrastrados por caballos todos a la
vez, uno tras otro, hasta llegar a la plaza. Ya al pie del cadalso, Túpac Amaru
II fue obligado, tal y como señalaba la sentencia, a presenciar la tortura y
asesinato de sus aliados y amigos, su tío, sus dos hijos mayores y finalmente
su esposa, en ese orden.
Después, al igual que hicieron con varios de sus lugartenientes, con su tío y su hijo mayor, le cortaron la lengua.8
Después, al igual que hicieron con varios de sus lugartenientes, con su tío y su hijo mayor, le cortaron la lengua.8
Luego se
intentó descuartizarlo vivo, atando cada una de sus extremidades a sendos caballos para que estos
tirasen de aquellas y las arrancaran. Un testigo describió los hechos:
"Atáronle a las manos y pies cuatro lazos, y
asidos estos a la cincha de
cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo
que jamás se había visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen
muy fuertes, o porque el indio[sic] en
realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo después que por
un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían en el aire, en un
estado que parecía una araña."
Al ser la
acción infructuosa sus verdugos optaron por decapitarlo y posteriormente
despedazarlo. Su cabeza fue colocada en una
lanza exhibida en Cuzco y Tinta, sus brazos en Tungasuca
y Carabaya, y sus piernas en Livitaca
(actual provincia de Chumbivilcas) y en Santa Rosa (actual provincia de Melgar, Puno). De
igual forma despedazaron los cuerpos de su familia y seguidores, y los enviaron
a otros pueblos y ciudades.
El hijo menor de Condorcanqui, Fernando, al ser un niño de 10 años, no fue ejecutado, mas se le obligó a presenciar el suplicio y muerte de toda su familia y a pasar por debajo de la horca de los ejecutados, para luego ser desterrado a África con órdenes de prisión perpetua. No obstante el navío zozobró y acabó en Cádiz, siendo encarcelado en las mazmorras de dicha ciudad (el virrey Agustín de Jáuregui sugirió que no fuera enviado a África sino a España por temor a que alguna potencia enemiga lo rescatara). Falleció en España en 1798.
A pesar
de la ejecución de Túpac Amaru II y de su familia, el gobierno virreinal no
logró sofocar la rebelión, que continuó acaudillada
por su primo Diego Cristóbal Túpac Amaru, al tiempo que se extendía por el Alto Perú y la región de Jujuy.
Después
de reprimir la sublevación Túpac amarista de 1780, se comenzó a evidenciar contra los criollos mala voluntad de
parte de la Corona Española, especialmente por la Causa de Oruro, y
también por la demanda entablada contra el Dr. Juan José Segovia, nacido
en Lima y el Coronel Ignacio Flores , nacido en Quito, quien había ejercido como Presidente de la Real Audiencia de Charcas y había sido Gobernador Intendente de La Plata (Chuquisaca o Charcas, actual Sucre).
La
rebelión general del Alto y Bajo Perú en 1780, fue encabezada por José Gabriel Condorcanqui,
también llamado José Gabriel Túpac Amaru Inca, con el objetivo de liberar a sus
compatriotas de las pesadas cargas a las que estaban obligados por las
autoridades españolas desde hacía casi tres siglos, aunque agravadas en la
década anterior por las reformas borbónicas: mitas, repartimiento de efectos, tributos, alcabalas y otros derechos;
trabajos en corregimientos y obrajes; diezmos y primicias eclesiásticas, y la eliminación de
las divisiones en castas. Buscaba la creación de un
reino independiente de España, gobernado por una
monarquía hereditaria incaica, a través de la creación de un ejército y una
administración propias, introduciendo una tributación única a todos los
súbditos, libertad de comercio y trabajo.
Túpac
Amaru II es considerado un precursor de la Independencia de Perú por antonomasia . Actualmente su nombre y
figura es acogida ampliamente por los movimientos indígenas andinos, así
como por los movimientos de izquierda política.
En otro
sentido, su nombre también fue utilizado por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru o MRTA, agrupación guerrillera, posteriormente
terrorista, que operó en Perú de 1985 a 1997. El MRTA se dio a conocer internacionalmente por
la Crisis de los rehenes de la
embajada de Japón (1996 - 1997) y fue
uno de los beligerantes del Conflicto armado interno en Perú (1980 - 2000).
En Uruguay los Tupamaros también conocidos como Movimiento de Liberación
Nacional o por sus siglas MLN-T, fue un grupo insurgente que estuvo activo entre los
años de 1960 y 1970, que se denominó como tal por la admiración y respeto
que según sus militantes sentían por Túpac Amaru II.[cita requerida]
En Venezuela, inspirados en la
guerrilla uruguaya mencionada, el Movimiento Tupamaro de Venezuela desarrolló acciones armadas entre 1992 y 1998,
para después integrarse a la política formal.
En Argentina el nombre de este
líder rebelde fue adoptado por la Asociación Túpac Amaru, un movimiento indigenista político y social
surgido en 2001 en la provincia
de Jujuy que actualmente tiene
presencia en 15 provincias argentinas. También pertenece a la Galería de los
Patriotas Latinoamericanos,12 creada en Casa Rosada
por la presidenta Cristina Fernández en
2010 (año del Bicentenario de
la Revolución de Mayo).
·
El grupo guerrillero
uruguayo Movimiento de Liberación Nacional
- Tupamaros se denominó así en
recuerdo de la rebelión encabezada por Túpac Amaru II.
·
El grupo terrorista
peruano MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) tomó su
nombre para honrar la rebelión independentista 15 de José Gabriel
Condorcanqui.
·
La canción "Águila de
trueno (parte II)" del álbum Kamikaze de Luis Alberto Spinetta está inspirada en la figura de Túpac Amaru II.
·
El grupo francés de
hip-hop Canelason sacó a la luz un tema
llamado "Libre", en cual narra la historia de este revolucionario y
su trágico asesinato.
·
En la actualidad hay
decenas de bandas de rock peruanas que tocan tematicas rebeldes con su imagen y
concepto revolucionario.
·
Su nombre fue utilizado por
los padres del fallecido y exitoso rapero, Tupac Amaru Shakur, para el nombre
de este.
g) Micaela Bastidas
Micaela Bastidas Puyucahua nació
en Tamburco, Abancay, 23
de junio de 1744 y fue ejecutada en Cusco,18 de
mayo de 1781es
considerada una valiente precursora de la independencia hispanoamericana, jugó
un importante papel en la historia del Perú. Esposa y consejera de Túpac
Amaru II, su desempeño tuvo vital importancia en la rebelión deTinta. Su
ejemplo de coraje y determinación al defender sus ideales de justicia y
libertad hasta su trágica y despiadada muerte en mano de los españoles, la
convirtieron en leyenda y símbolo de la lucha americana contra la opresión y la
explotación colonial.
El 25 de mayo de 1760, poco
antes de cumplir 16 años, se casó con el joven mestizo descendiente de la nobleza
indígena José Gabriel Condorcanqui, en
la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, en el pueblo de Surimana,
lugar del curacazgo de su marido. Condorcanqui era
descendiente directo por línea materna del último IncaTúpac
Amaru I. En 1764 fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían
por herencia, Pampamarca, Tungasuca y Surimana, y fijaron su residencia en Tinta,
localidad perteneciente a Cusco.3
José Gabriel había recibido una educación privilegiada en colegios jesuitas de Lima y Cusco. Dominaba el castellano, el quechua y el latín, era
un ávido lector y su interés por diversos temas le dio un nivel cultural
remarcable. Poseedor de grandes extensiones de tierras y riqueza, cumplía
múltiples roles en la administración de sus bienes. Como curaca debía mediar
entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como
próspero hacendado se vio afectado como el resto de la población debido a las
alzas fiscales y la creación de aduanas internas. Como arriero recorría su territorio, viviendo de
cerca las historias y desgracias de los trabajadores y sus duras condiciones.
Como mestizo sentía que toda la injusticia con su gente lo tocaba en carne
propia.4 Realizó reclamos y solicitudes
oficiales a las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los
indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita,
obteniendo siempre negativas o indiferencia y comenzó a desarrollar una
ideología libertaria basada en la defensa de indígenas, esclavos, criollos y mestizos,
orientada a la independencia de su territorio y comercio de las decisiones de
la corona de España.5
Micaela, en cambio, recibió en la infancia la educación elemental en
letras y artes que era usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su
maestro ideológico, ella
se concientizó rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró
con la causa. Lo apoyaba firmemente, defendiendo y divulgando los postulados
que harían resurgir la conciencia del derecho de los labriegos a liberar su
tierra y su existencia de la mano opresora española.
En 1780, agotadas las vías de diálogo con los representantes de la
corona española, José Gabriel Condorcanqui inicia un movimiento en contra de la
dominación española. Es apoyado por curacas ligados a hacendados de Cusco unidos
en contra de la nueva aduana, criollos, indios y mestizos. En ese momento
adopta el nombre de Túpac Amaru II en honor de su antepasado el último Inca de Vilcabamba.
El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el primer grito de libertad
y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la rebelión de Túpac Amaru II. El
corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y condenado a morir en el
cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en Tungasuca.
Desde ese momento Micaela se convirtió en la principal consejera de
Túpac Amaru II, participó en el juicio sumario contra Arriaga y asumió
múltiples roles en el movimiento. Actuaba con dinamismo y persuasión, tal vez
más concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la mujer indígena
era el más vilipendiado por los opresores.
Los indígenas tenían prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los
mayores problemas a los que se enfrentaron fue la obtención de armamento.
Micaela fue la encargada del aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía
conseguir y distribuir dinero, alimentos, vestimentas y armas. Expedía los
salvoconductos para facilitar el movimiento de quienes viajaban a través de
amplios territorios. Estuvo a cargo de la retaguardia indígena, demostrando
diligencia y capacidad, implementando medidas de seguridad y luchando contra el
espionaje. Implementó un eficiente sistema de comunicaciones, organizando un
servicio de chasquis a caballo que llevaban rápidamente
información de un punto a otro del territorio rebelde.7
Una verdadera legión de luchadoras andinas, quechuas y aymaras trabajaron junto a Micaela en el
levantamiento, realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas. Para ellas
se trataba no solo de liberar a su pueblo de la explotación española, sino
también de restablecer el rol de la mujer indígena con participación en la vida
social y política, tradición que el sistema colonial intentó abolir
convirtiéndolas en víctimas de todo tipo de abusos. Fueron líderes dentro del
movimiento Cecilia Túpac Amaru y Tomasa Tito Condemayta,
cacica de Acos, entre muchas otras.8
Estas mujeres participaban también en la batalla, junto a sus hijos y
maridos. También lo hacía Micaela, quien con su carácter enérgico infundía
aliento a Túpac Amaru desde el mismo campo de batalla. Luego del triunfo de
Sangarará fue constituida jefe interino de la rebelión.4
El 18 de noviembre de 1780 el ejército de rebelde vencía a los españoles
en la batalla de Sangarará. Túpac Amaru expidió un mensaje a los
pueblos del Perú, convocando a los criollos a unirse a la causa india: “Vivamos como hermanos y congregados en
un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles;
criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en
estas tierras y de un mismo origen”.9
En marzo de 1871 el ejército de Túpac Amaru contaba con siete mil
hombres y mujeres dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona
española, quienes proclamaron a Túpac Amaru II como Emperador de América.
En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal
estratega a través de tareas políticas, militares y administrativas y principal
consejera del líder. Con su sólida convicción, claridad de pensamiento y alta
intuición, se convirtió en el sexto sentido de la rebelión.10
Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr
su rendición, su marido no la escuchó y en un grave error táctico se concentró
en otras villas, al tiempo que fueron delatados por un traidor. El contingente
de Túpac Amaru fue rodeado y emboscado, y junto a Micaela, sus hijos Hipólito
de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron apresados y
llevados a Cusco, donde permanecieron presos en el convento de la Compañía de
Jesús convertido en cuartel militar. Fueron sometidos a interrogatorios y
tormentos para poder ubicar al resto de las tropas revolucionarias, les
prometían disminuir la pena si delataban a sus amigos, pero no lograron
conseguir de ellos ninguna información y el 14 de mayo fueron condenados a la pena
capital.11
La sentencia ordenaba el "descuartizamiento en vida para el jefe
principal, mutilaciones y pena de muerte para los otros reos, amén de otros
castigos".12
El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la Plaza de Armas del Cuzco para ser ejecutados uno a uno. A su
hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por haber hablado en contra de
los españoles y luego fue ahorcado. Micaela y José Gabriel fueron obligados a
presenciar la muerte de su hijo, y luego la hicieron subir a ella al tablado. A
la vista de su esposo y de su hijo Fernando, Micaela luchó con sus verdugos,
hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la lengua, su cuello delgado
no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron lazos al cuello que tiraban
de uno y otro lado para estrangularla, dándole garrote y terminaron de matarla
a patadas en el estómago y los pechos.13 14
Luego llevaron al centro de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue
sometido a una espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus partes
enviadas a diferentes pueblos de la región para ser exhibidos en las plazas
públicas, alertando a sus habitantes sobre las consecuencias de rebelarse.14
La convicción de los ideales de justicia y libertad de Micaela
defendidos hasta la muerte, unida a su familia y luchando junto a su gente,
convirtió su historia en leyenda e inspiración para la gesta independentista de América Latina.5
h) Apiawayki Tumpa
El nombre "Apiaguaiki" o "Hapiaoeki" : etimológicamente significa «Eunuco por Dios» en guaraní, en referencia a la
castidad divina atribuida a este líder. "Tumpa" es el
apelativo guaraní de
carácter mesiánico «Hombre-Dios», asignado a algunos líderes chiriguanos,
muchas veces al mando de levantamientos.
Los chiriguanos (autodenominados avá guaraní),
al inicio de la era republicana de Bolivia se encontraban en
constantes guerras internas pero principalmente en conflicto con los ganaderos
y hacendados criollos (“hombres blancos”, karai en guaraní).
Estoskarai, desde la época colonial intentaron penetrar en el territorio
avá-guaraní, en búsqueda de mejores tierras para su asentamiento. Las
expediciones fracasaron en el intento de subyugar al pueblo chiriguano, y fue
sólo durante la época republicana que los avá fueron desplazados y vencidos.
Durante muchos años de insurrecciones sufrieron
derrotas tras derrotas, tal es así que creían que la situación adversa en la
que se encontraban culminaría pronto, ya que creían que debería venir a ellos
el Tumpa (hombre-dios chiriguano) el cual acabaría con sus
enemigos. Según se dice, después de una batalla, cuyo resultado les fue
adverso, un grupo de guaraníes encuentra entre los restos de la batalla a un
bebé, al cual acogen en su comarca ubicada entre los ríos Parapetí y Pilcomayo.
Luego de pasar un tiempo en Murucuyati, llegó a
Bororigua, donde es acogido por el anciano jefe Machirope.2 Al crecer, el
muchacho se caracterizaba por mostrarse de gran habilidad en las tareas
encomendadas; más maduro, decide emprender la lucha para que su pueblo vuelva a
ser uno, ya no disperso en seis regiones.
Mientras tanto continuaron las luchas y
enfrentamientos entre colonos karai e indígenas chiriguanos y qom, que llegaron a un
acuerdo de paz que se concretó en el Tratado de 1884. De acuerdo al investigador norteamericano Erick D.
Langer este tratado no fue respetado por los colonizadores porque no
podían concebir que «...tierras tan aptas para el ganado y la colonización por
blancos... sean dejadas a indios salvajes».
Tumpa:
Levantamiento contra el estado
Luego de pasar su juventud en diversas regiones,
Apiaguaiki llega a Curuyuqui (Actual Provincia Calvo,
Chuquisaca) teniendo gran acogida donde se hace conocer como el Tumpa de la
leyenda. Los guaraníes de Ivo y Cuevo (frontera de
los departamentos bolivianos de Chuquisaca y Santa Cruz)
reclamaban al Gobierno que se constituyan misiones en su territorio, como
medida frente al avasallamiento de los ganaderos blanco de la Región. La
demanda se enfrentó a la oposición del corregidor de Cuevo y ante las
autoridades, aunque en 1887 se establece finalmente la misión. 4 El conflicto se
profundizó a fines de 1891 y los indígenas decidieron levantarse, con Tumpa
como líder. Tumpa logró reunir rápidamente un ejército con el cual empezó la
guerra en los carnavales de 1892 contra las autoridades bolivianas. 5
Ante la amenaza guaraní, fuerzas militares bolivianas
bajo las órdenes del Teniente Simón Sanz se prepararon para enfrentarlos pero
el Fraile Romualdo d’Ambroggi, perteneciente a la misión de Santa Rosa
(Provincia Calvo), se ofreció como mediador y logró que ambas partes se
comprometan a firmar un tratado de paz para el 4 de enero de 1892 en el cual se
respetarían las tierras chiriguanas y estos no atacarían a nadie. Ante una
denuncia de que el corregidor de Ñumbite (Cuevo, Santa Cruz), mató y
violó a una jovencita chiriguana pariente de un mburuvichá, los
chiriguanos se declararon nuevamente en guerra. 6
El 6 de enero de 1892 los chiriguanos, al mando de
Apiaguaiki Tumpa, partieron desde su base en Curuyuqui con dirección a la
Cordillera de los Chiriguanos o Chiriguanía, donde asaltaron y prendieron fuego
a todos los ranchos que encontraron, no sin antes degollar a sus ocupantes. En
la madrugada del 7 de enero, emboscaron a las fuerzas militares de Sanz en la
quebrada de Mandijuty, donde él y varios de sus
hombres murieron, y así los chiriguanos lograron arrasar fácilmente con la
población de Cuevo.
Las noticias de los ataques llegaron a Santa Cruz de
la Sierra el 10 de enero, pero ni el prefecto del
departamento Gral. Ramón Gonzáles o la ciudadanía en general se alarmaron por
considerar que se trataba de otro levantamiento más de estos indígenas. En
cambio, las autoridades chuquisaqueñas sí se preocuparon por la magnitud de los
mismos y ese mismo 10 de enero llegó a la misión Santa Rosa un contingente de
50 soldados y 400 indígenas, “aliados” al gobierno, al mando del subprefecto de Azero (actualmente
Provincia Luis Calvo) Coronel
Tomás Frías quien, el 13 de enero, atacó e incendió el pueblo chiriguano
de Ivo.
Como las autoridades no tomaron medida alguna, los
chiriguanos atacaron fácilmente las poblaciones de Charagua,
Gutiérrez, Alto Parapetí, Lagunillas, Camiri donde
asaltaron haciendas y mataron a sus ocupantes, aunque en algunos casos
perdonaron la vida a varios de ellos. El avance guaraní bordeaba las márgenes
del río Grande. Las
comunidades karai de Ivo, El Ingre y Guacara quedaron vacías
ya que sus habitantes huyeron mientras que los de Cuevo se refugiaron en Santa
Rosa y los de Charagua enSaipurú. En
Ivoka (a dos kilómetros de Ivo), un ciudadano argentino de apellido Palavecino
logró escapar del ataque chiriguano para esconderse en Charagua; desde allí
envió a Santa Cruz de la Sierra al jinete Zabulón Vaca para informar lo
acontecido.[cita requerida]
Ante la nula intervención del gobierno nacional
boliviano y del prefectural de Santa Cruz, los afectados se organizaron para
frenar los ataques y los vencen en algunas ocasiones; en la propiedad Ñankaroinsa, los hermanos
Castillo armaron a sus peones y lograron causar algunas bajas entre los
chiriguanos, pero éstos se reagruparon e invadieron la propiedad para acabar
con los Castillo, aunque estos lograron huir.
El jinete Vaca llegó a la ciudad, el 15 de enero,
informando lo acontecido en provincias. Recién allí las autoridades entendieron
que la ciudad estaba en peligro por lo sucedido en sus alrededores.
El prefecto, como primera medida, dictó un “Auto de
Buen Gobierno”; al no haber dinero en las arcas prefecturales, convocó para el
16 de enero a una asamblea donde el pueblo decidió aportar armas y municiones
para defender la ciudad ante un posible ataque, además de ayudar a las
poblaciones afectadas. Mientras se armaban, en la mañana del 17 de enero llegó
la noticia que Ñumbitehabía sido arrasada y al día
siguiente el Prefecto Gonzáles partió al campo de batalla con 150 hombres,
muchos de los cuales pelearon contra los chilenos en la Guerra del Pacífico, por lo
que tenían experiencia en combate.
A las seis de la mañana del 21 de enero, Apiaguaiki
Tumpa con 1.300 indígenas atacaron la misión Santa Rosa en el momento en que
sus ocupantes estaban en misa, pero debieron replegarse en vista de las
numerosas bajas causadas por los defensores. Al día siguiente, las fuerzas de
Gonzáles estaban en Lagunillas, el 25 en Cuevo y el 27 se unieron con las de
Frías, haciendo un total de 2.000 hombres, quienes decidieron terminar con
ellos atacando directamente la base chiriguana de Curuyuqui o Kuruyuqui.
Derrota y fusilamiento
Gonzáles y Frías atacan Curuyuqui a las ocho de la
mañana del 28 de enero encontrando gran resistencia y debieron retroceder ante
la muralla de trincheras; Gonzáles fue herido y Frías asumió el mando de las
tropas. Al medio día, las trincheras defensivas estaban repletas de cadáveres
de guaraníes y a las cuatro de la tarde se consumaría su derrota con una
masacre. Apiaguaiki y otros jefes indígenas lograron escapar.
Apiaguaiki huyendo de la persecución; en marzo se
encontró con Guatinguay, el cacique de Caruruti, quien lo acompañó en toda la
guerra y por eso tenía ganada su confianza y prometió ayudarle a escapar por un
camino seguro ubicado en las laderas de un valle. Cuando Apiaguaiki recorría
tal camino, fue capturado por un grupo armado que estaba al mando del hacendado
José Martínez. Esto resultó ser una trampa tendida por Guatinguay quien
prefirió traicionarlo a cambio de que le perdonen la vida.
El Tumpa fue conducido a Sauces (hoy Monteagudo, Chuquisaca) y entregado al Coronel
Melchor Chavarría; él ordenó su tortura y fusilamiento
el 29 de marzo de 1892, a las cuatro de la tarde en la plaza principal,
atado a un poste de madera. Con esto concluyeron definitivamente las
insurrecciones chiriguanas y se abrió el paso a la apropiación de los territorios indígenas del Chaco Boreal. Se estima que mas de 6
mil indígenas avá guaraní murieron durante el conflicto entre 1891 y 1892.
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